Orcs must die unchained

El juego Orcs must die! Unchained es un «Defiende la torre» que si bien mantiene los elementos clásicos de éste género (Trampas, determinación de rutas de los enemigos y las oleadas) hay que dejar bien claro los conceptos que le diferencían del resto de los juegos.
El primero y rápidamente distinguible: su humor; OMD Unchained maneja un humor en cada aspecto de éste, desde el diseño de los personajes y enemigos, los diálogos que se mantienen hasta las animaciones y situaciones absurdas que de forma muy recurrente se encuentran en el juego y por supuesto la historia, que si bien no es de mucho trasfondo, se considera tan ridícula que ¡hasta es buena!

Además de su sentido del humor, la mecánica traspasa el simple poner trampas en simple camino lineal; en primera, por el simple hecho de ser un juego en 3D lo cual da un área bastante amplia y variante en las sendas por las cuales se trasladarán los enemigos. Segundo, tenemos la complicación de múltiples sendas y orígenes de enemigos; dependiendo del mapa y la dificultad, la generación de los enemigos y el tiempo por cada senda varía teniendo como resultado mapas donde nos encontremos con tres oleadas simultáneas en diferentes veredas. Y por último, la mecánica agrega el elemento de segunda persona ¿a qué me refiero? a que manejamos a un personaje el cual elegimos de un amplio repertorio, elegimos sus habilidades y lo vamos equipando conforme pasa la partida; ésto ayuda a dar más acción al juego táctico y nos quita el aburrimiento del «qué hacer» mientras esperamos que una oleada pasa por las trampas que habremos puesto: podemos (y debemos) machacar a los orcos cuando las trampas no sean suficientes.
Pero no te dejes engañar, las trampas y los personajes jugables rara vez serán suficiente para contener las hordas de enemigos; la acción debe tomarse muy enserio durante las invasiones. Bien se podría decir que las partidas constan de dos etapas repetitivas: la preparación del terreno y la defensa del castillo; y aclaro que «se podría» si no fuera que los enemigos no suelen esperar a que prepares el terreno para volver a fastidiar.

A lo escrito anteriormente, se debe hacer mención de la modalidad que nos pone «del otro lado del espejo»: la modalidad de asedio. Justamente seremos nosotros los atacantes y dirigiremos a los orcos a la victoria (O su propio exterminio, ya depende). Elegiremos el tipo de orcos y la cantidad de éstos (siempre bajo nuestras posibilidades, costo y los «objetos» que hayamos desbloqueado); después de eso, poco más que hacer: nos embarcaremos al castillo enemigos y trataremos de machacar a los jugadores del bando defensor, sortearemos sus trampas y guiaremos a nuestro ejército de criaturas contra las puertas del objetivo.
Con una mecánica tan simple y una libertad tanto táctica como de movilidad nos podremos pasar varias horas jugando las diversas partidas y mapas que nos ofrece el juego. Sin contar, por supuesto, que con el simple hecho de ser «free to play» nos podemos dar el lujo de probarlo sin preocupación alguna.

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