Para mí, que me considero un lector por afición, el género de fantasía sigue siendo mi favorito; aunque, después de haber leído novelas de éste género la cual explotan en su totalidad la posibilidad de crear un mundo y una historia totalmente aventurada, no suelo conformarme con las historias fantasiosas llenas de «clichés» y dramas sobre-explotadas. Ésto tengo que aclararlo debido a que, en mi búsqueda por un nuevo libro para leer, encontré con «Los cuatro reinos» de Paula Ramos cuya descripción en la contraportada apunta a una novela la cual aparenta existir en el mundo real pero que promete la existencia de la magia y la mitología de los cuentos de hadas aunque de una manera diferente al conocimiento popular; si ya desde esta descripción la historia parece centrarse en un concepto muy explorado, de alguna forma también decía que la historia esconde algo más allá de lo que se ve por la superficie; así que no hice más que adquirir un ejemplar del libro y empezar a leer.
La introducción a la historia no puede ser más extraña y de alguna forma también suena cliché: un par de chicas humanas, buscando disfraces para el día de Halloween, entran a una tienda de adivinos en donde una mujer con el aspecto bastante misterioso termina explicando a las chicas que la magia, aquella idea fantasiosa que tienen de ella, es real aunque más peligrosa de lo que podrían imaginarse; a los pocos minutos se termina esa escena. Lo extraño de esta introducción es que durante el resto de la historia no vuelve a mencionarse nada al respecto, estos personajes parecen que simplemente fueron agregados aleatoriamente o bien que algo al final relacionará el resto del mundo de la narrativa a este primer encuentro. Y es justo esta misma fórmula de eventos que pueden considerarse clásicos pero que de alguna u otra forma no llegan a alguna resolución mantienen al lector con la idea de que hay algo que se escapa, algo que falta en la historia y que debe de ser contado después: la existencia de dos cortes, una de la luz y la otra de la oscuridad, que existen en un mundo paralelo al nuestro; la existencia de una profecía que involucra la relación de ambas cortes y el fin de la época actual; «juegos» de poder entre protagonistas para llegar al trono de ambas cortes. Todos estos elementos se encuentran siempre allí pero la resolución, simplemente por alguna u otra razón, parece no llegar a medida que vas leyendo y que observas que la historia parece acabar.
El mundo «humando» parece que solo está por dar algún «relleno» a la historia, poniendo a la raza humana como simple ganado para ciertos seres de ambas cortes; no parece haber protagonismo en este mundo si no es por parte de los personajes principales: Axel, el príncipe de la corte oscura y futuro heredero al trono de su corte; Alethia, la «contra-parte» de Axel al ser la princesa de la corte de la luz; Giselle, la única humana protagonista en la historia, sirviente y amiga de Alethia; Nahuel y Duncan, amigos de Axel que fungen el papel de espía y guardia personal respectivamente y, finalmente, Tiara quien intenta mover la historia en torno a ella, siendo hermanastra de Axel intenta llegar al trono desposándole y tratando de eliminar a todo aquel que se interponga, que no son pocos debido a que al no ser hija legítima del rey tiene muchos que odian su mera presencia en la corte oscura.
Con un panorama e introducción de este tipo uno podría esperar que la historia gire en torno a algún romance, una pareja que lucha por mantenerse unida o, como en otras ocasiones, que niega la atracción de uno ante el otro; pero este es otro de los elementos que se resisten a resolverse. Si bien es cierto que el romance es un tema que se toca de forma muy constante, la realidad es que éste no se logra consolidar como parte fundamental de la historia; no hay historia ni motivo principal que se coloque como eje de la narrativa pese a que siempre parece estar a un paso de que tome protagonismo.
Es hasta el final de esta primera entrega en donde todos los elementos se desenvuelven pero jamás de una forma en la que te podrías imaginar; si bien hay indicios de las verdaderas amenazas, no es posible dimensionar el punto en el que éstas influirán la historia ni la facilidad con la que lo harán. Incluso, varios puntos pasados por alto o que se presentaron como simple drama toman al final el eje principal de lo que parece ser toda la saga. Es, a mi opinión, un final que explora en la mente al lograr ver todo lo que se nos había presentado y se le había dado tan poca importancia pero que, de hecho, termina encajando todas las piezas de esta historia cuyos elementos parecían no concluir, siendo que estaban concluyéndose en segundo plano e incluso hay algunos que ya tenían años (En la historia) que se habían concluido y que era necesario esa aclaración explícita por parte de la autora.
Este final es completamente digno para invitar a continuar la saga, ya que da una vuelta de casi 180º haciendo que una historia aparentemente cliché tome un rumbo propio y, de hecho, con ciertos toques malvados. Dando así una invitación bastante acertada de leer la continuación «Los reinos olvidados» a quienes disfrutan de la lectura de fantasía.