El libro del cementerio, uno de los tantos éxitos de Neil Gaiman (El Tim Burton de la literatura), cuenta la historia de un niño que, desde bebé hasta que crece, vive en dentro de un cementerio cuidado por los espíritus de quienes allí fueron enterrados debido a un extraño mal que lo acecha. Si bien la idea inicial puede parecer absurda, se debe de tomar en cuenta que la historia fue inspirada por «El libro de la selva», el cual tiene una trama muy parecida; página tras página y hasta casi llegar al desenlace se nos narran las aventuras que el protagonista tiene desde bebé hasta llegar a la adolescencia, la historia está repleta de momentos conmovedores, reflexivos y hasta peligrosos que se van desarrollando más aún con forme el protagonista avanza de edad y empieza a tener las inquietudes propias de todo niño y adolescente. Contiene personajes de todo tipo y todas las épocas: fantasmas de la época griega, romana o de la inquisición; hombres lobos, vampiros, ghouls y seres que solo pudieron salir de la imaginación de Gaiman; el mundo del «libro del cementerio» tiene su propia mitología.
Una historia completa y con muy pocos huecos en los detalles, tenemos claro cómo se vive tanto tiempo exiliado del mundo exterior y cómo se va desarrollando: aprende historia de los personajes más antiguos que habitan ese cementerio, aprende artes místicas de los seres que la dominan… y hasta logra forjar amistades con algunas otras personas.
Como buena historia de Gaiman, no tenemos siempre momentos felices, tenemos también eventos que nos parecen injustos, resultados de los que estaremos inconformes, pero que no podemos de tachar de irreales: el mal existe, existen los malentendidos, el miedo, la vida y la muerte, los secretos, la preocupación de los padres, el olvido y los reencuentros… todo esto en un formato que un niño de 10 años (o menos) puede entender y disfrutar perfectamente.